Hoy en día, las pantallas están en todas partes. Y es normal que como papás y mamás nos preguntemos: ¿qué impacto real tienen en nuestros peques? Hasta hace poco, se decía que lo mejor era evitar las pantallas hasta los 2 años y luego usarlas con moderación. Sin embargo, tras investigaciones más recientes, la UNESCO, la Organización Mundial de la Salud o la Asociación Española de Pediatría, recomiendan esperar hasta los 6 años para introducirlas. ¿Te habías enterado?
Durante los primeros años, el cerebro de nuestros niños y niñas se desarrolla a un ritmo impresionante. Y para que este proceso sea saludable, necesitan tocar, moverse, explorar y comunicarse en el mundo real. Según la UNESCO, usar pantallas demasiado pronto puede frenar su creatividad, su capacidad para resolver problemas y su equilibrio emocional. Por eso, en estos años tan importantes, lo mejor que podemos hacer es apostar por el juego libre, los paseos al aire libre y las actividades en familia.
Desde Ricitos de Oro te contamos algunos efectos de las pantallas en la infancia… ¡y qué alternativas podemos ofrecerles!
1 – Concentración y memoria. Cuando los peques están expuestos a pantallas desde muy chiquitos, su cerebro se acostumbra a recibir estímulos constantes. ¿El resultado? Les cuesta más mantener la atención y concentrarse en una sola cosa.
📌 Alternativa. Leer cuentos en papel, construir torres con bloques de construcción o hacer manualidades juntos -como las que os proponemos mensualmente en nuestro blog de Ricitos de Oro-, ya que son actividades ideales para fortalecer su desarrollo cognitivo.
2 – Desarrollo del lenguaje. El lenguaje no se aprende solo: nace de la conversación, del juego, de cantar y contar historias cara a cara. Según la OMS, cuanto más tiempo pasan los niños frente a una pantalla, menos oportunidades tienen de hablar y escuchar de forma activa.
📌 Alternativa. Conversar mucho con ellos, inventar historias juntos y cantar sus canciones favoritas ayudan a enriquecer su vocabulario y su expresión.
3 – Sueño. La luz de las pantallas antes de dormir puede alterar la producción de melatonina (la hormona del sueño) y retrasar su descanso. Y no dormir bien, como alerta la Asociación Española de Pediatría, puede afectar su estado de ánimo, su conducta y su autoestima.📌 Alternativa. Crear una rutina tranquila antes de dormir: un baño relajante con la línea de Lavanda & Lechuga de Ricitos de Oro (¡ideal para este momento!), leer su cuento preferido o poner música suave.
4 – Sedentarismo. El tiempo frente a pantallas suele restar horas de juego y movimiento. Según la OMS, los niños y niñas deberían moverse al menos 3 horas al día para mantenerse saludables.
📌 Alternativa. Salir al parque, organizar juegos activos en casa o simplemente bailar juntos es una forma divertida de asegurarnos de que se muevan y disfruten.
5 – Dependencia y emociones. ¿Sabías que el uso temprano de pantallas también está vinculado a problemas emocionales como ansiedad, irritabilidad o dificultad para socializar? La UNESCO insiste en que el abuso de la tecnología puede dificultar que los niños aprendan a regular sus emociones.
📌 Alternativa. Promover el juego simbólico, las actividades creativas y el contacto con la naturaleza les ayuda a construir una inteligencia emocional fuerte y saludable.
En resumen papás y mamás, las familias sabemos que la tecnología forma parte de nuestras vidas y no siempre es fácil limitarla. Pero si retrasamos su uso en los primeros años y elegimos alternativas que potencien la creatividad, el movimiento y el contacto humano, estaremos dando a nuestros hijos e hijas una base sólida para su desarrollo.
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